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Como buen amante del deporte sabemos que no necesitas ninguna excusa para querer ampliar tus horizontes y motivarte con las experiencias de los deportistas de élite. Por este motivo, desde bewolfish queremos ayudarte a reflexionar y aprender. Por ello, aprovechando que se acerca el Día del Libro, queremos que tú, que formas parte de nuestra comunidad, te inspires y motives a través de los breves relatos que hemos seleccionado de los libros de siete grandes deportistas que hablan sobre cómo gestionar la presión, por qué deportistas con talento no triunfan, cuál es la recompensa del éxito o qué pasa después de una carrera de élite, entre otros temas.
«¿La perfección? Habrá unas
cinco veces al año en
que te despiertas perfecto»
Así pues, si te mueves por el mundo del deporte sabes que es muy importante no perder nunca la concentración. El querer hacerlo bien, demostrar tu valía y mejorar, siempre mejorar, crea una presión que es muy importante, y difícil, de gestionar. “Cuando persigues la perfección, cuando conviertes la perfección en el fin último, ¿sabes qué estás haciendo? Estás persiguiendo algo que no existe. Y haces desgraciados a todos los que te rodean. ¿La perfección? Habrá unas cinco veces al año en que te despiertas perfecto, en que no puedes perder contra nadie. Pero no son esas cinco veces al año las que te hacen jugador de tenis. Ni ser humano, ya puestos. Son las otras veces”. Ser consciente de ello te magnifica como deportista, y como ser humano. El tenista norteamericano Andre Agassi, quién consiguió ser el número uno, lo deja muy claro en el libro Open: memorias de Andre Agassi escrito por el premio Pulitzer J.R. Moehringer.
«¿Cuál es la diferencia entre
los que lo consiguen y los que no?
La práctica consistente»
Como todos sabemos, jugar al máximo nivel requiere de mucho sacrificio, darlo todo para conseguir más, renunciar para ganar. Esto lo sabe muy bien Ona Carbonell, quién plasma en el libro Tres minutos, cuarenta segundos todo lo que comporta una carrera deportiva de élite. Se trata de un relato duro, pero tierno a la vez. “Mi relación de amor con la natación sincronizada tiene mucho de melodrama romántico y tormentoso. Un día todo es maravilloso y soy la persona más feliz del mundo. Al día siguiente todo es un drama y vuelvo a casa entre lágrimas. La vida de la natación sincronizada es difícil, pero preciosa. Te juegas años de trabajo en tan sólo unos minutos. Hay muchos momentos duros en los que piensas en dejarlo, pero en la vida nada es de color de rosa y todo te proporciona un aprendizaje”.
Y cierto es que todo sacrificio tiene su recompensa. Lo importante es trabajar duro para conseguirlo y creer en uno mismo. Según Jorge Lorenzo, que acaba de publicar su libro Lo que aprendí hasta los 30: Mis secretos para alcanzar el éxito en todo lo que te propongas, la clave para ser un deportista de primer nivel es tener la superación personal como filosofía de vida, “todos nacemos con un talento. Todos, durante algún momento de nuestras vidas, hemos logrado hacer algo extraordinario, algo fuera del alcance de la media. Todos poseemos alguna habilidad física o mental, algo que desde muy pequeños y sin saber por qué se nos da muy bien. Algo que, de manera natural, sin esforzarnos mucho, hacemos mejor que nuestros amigos o familiares. Algunos incluso poseen varios de esos talentos. Sin embargo, sólo un pequeño porcentaje de esas personas llegan a explotar ese talento o habilidad y logran vivir de ello. ¿Cuál es la diferencia entre los que lo consiguen y los que no? Muy simple. La práctica consistente. Algunos, cuando descubren su talento, siguen practicando deliberadamente el resto de sus vidas”.
«Cambió de religión y de nombre,
se declaró libre de toda
atadura y toda expectativa»
Y aquí es donde entran con fuerza la pasión y la fe por lo que haces, el hacer del deporte tu modo de vida a pesar de los obstáculos. Simone Biles es un buen ejemplo de ello, tal y como se descubre en Courage to soar, ya que la gimnasta estadounidense tenía un duro futuro por delante, pero ganó la batalla. “Tal vez porque siempre fui la más pequeña entre los que estaban a mi alrededor, tuve ese impulso feroz de probarme a mí misma. Entonces, si alguien me decía que hiciera cinco flexiones, yo hacía diez. Si alguien intentaba decirme que no podía hacer algún ejercicio (excepto, tal vez las barras, pero vamos a llegar a eso más adelante), lo intentaba y lo hacía. […] Así comenzó mi viaje como gimnasta de élite, con una derrota que puso un dolor en mi corazón y dudas en mi mente. […] todavía no puedo creer el estar aquí. No hay nadie más sorprendido que yo. La niña con los músculos grandes, que ha pasado por casas de acogida, ha terminado en el Estadio Olímpico de Río de Janeiro, Brasil. Algunos lo llamarán destino. Yo creo que es una bendición, un regalo de Dios, un milagro”.
Cuando uno gana, como Simone, se valora mucho la victoria, el reto, el récord. Pero al perder, no se tiene en cuenta todo el esfuerzo. En la sociedad actual, donde todo lo tienes al instante, se ha banalizado la victoria; “hoy en día hay cierta tendencia a buscar fórmulas mágicas para el éxito y, a ser posible, el efecto inmediato. En realidad, no existen atajos ni fórmulas milagrosas. Sólo hay un camino: el esfuerzo, la determinación y ciertas dosis de sacrificio”, afirma el piragüista Saúl Craviotto en 4 años para 32 segundos. La recompensa del esfuerzo.
«Como jugador debes respetar
a la gente y trabajar duro
para estar en forma»
Otro tema complejo y controvertido que involucra a los deportistas es su posición como líderes de opinión. De ello habla David Remnick en el libro Rey del mundo: Muhammad Ali, quien nos acerca la versión más humana de uno de los grandes, el boxeador Muhammad Ali. “En su condición de deportista profesional, se le suponía obligado a mantenerse por encima de las revueltas políticas y raciales que lo rodeaban […]. Clay, en cambio, no se limitó a reaccionar ante la agitación, sino que lo hizo de tal manera que logró irritar a todo el mundo, desde los racistas blancos a los dirigentes de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color. Cambió de religión y de nombre, se declaró libre de toda atadura y toda expectativa. Cassius Clay se convirtió en Muhammad Ali”.
Podemos observar que ser un referente en el mundo del deporte no es tarea fácil. Los deportistas están envueltos en una vorágine de sacrificio y entrega que se ve compensada con la pasión y el coraje depositados en cada instante, en cada entrenamiento, en cada competición. Con las ganas de lograr lo inimaginable. De ganarlo todo. Pero cuando dedicas toda tu vida a hacer lo que más te gusta y tu trabajo es tu sueño, ¿qué pasa cuando todo esto termina?
No hay mayor satisfacción que
el éxito que se consigue a
través de dolor, sudor y lágrimas
“La sensación de estar jubilado es mala. Como jugador debes respetar a la gente y trabajar duro para estar en forma. Yo solía entrenar muy duro. Cuando otros jugadores iban a la playa tras entrenar, yo estaba golpeando la pelota. Todavía sueño que estoy regateando, marcando goles. Ahora echo de menos la pelota, el entusiasmo y la energía en el estadio, la lucha para conseguir un buen resultado, la alegría y la tristeza en la victoria y en la derrota, pero nunca voy a ser un entrenador de fútbol. Sé que ser entrenador es complicado y no quiero complicarme la vida. Si marco la diferencia es gracias a mi educación y mi base familiar, por eso nunca estoy envuelto en escándalos”. Con estas palabras Pelé reafirma que es un claro ejemplo de una trayectoria impecable y de una retirada perfecta. El futbolista narra su historia en primera persona en el magnífico libro Pelé. Las memorias del mejor jugador de todos los tiempos.
Constancia, lucha, sacrificio, fuerza, pasión… son valores del deporte y, como no podía ser de otra forma, también de bewolfish. Con estos relatos queremos inspirarte y motivarte a seguir luchando por tus objetivos, a superar todos los obstáculos que se interpongan en tu camino para lograr tus sueños, a entrenar día tras día con la ilusión y la pasión de llegar un día a tu destino. Porque no hay nada mejor que el deporte y no hay mayor satisfacción que el éxito que se consigue a través de dolor, sudor y lágrimas.